El texto de Scott presenta una reflexión profunda sobre los
discursos de los grupos subordinados,
sugiriendo dos categorías de análisis: los discursos públicos y los discursos
ocultos.
El primero de los conceptos hace referencia a las formas de relaciones explicitas de los
subordinados con los grupos dominadores, estas en general, se revisten de
diversas formas de representar conformidad en cuanto a las condiciones de
opresión, pero que sin embargo no representan las verdaderas opiniones de los
oprimidos.
Por su parte, los verdaderos sentires de los oprimidos están
presentes esencialmente en los discursos ocultos, los cuales en general se
hacen presentes en el entorno más íntimo de los sujetos, pueden ser compartidos
por gran cantidad de personas, pero casi
nunca salen a la luz
pública.
Este enfoque de Scott está presente a lo largo de todo el texto, a
pesar de lo cual su análisis está basado principalmente en las diferentes
formas que toman los discursos ocultos
de los grupos oprimidos, como por ejemplo el anonimato, el chisme, la posesión,
el rumor, los relatos y estampas del mundo al revés, el carnaval, la figura del
pícaro en los cuentos populares, el eufemismo, el refunfuño, o cualquier otra
forma de expresión que no hable por sí misma.
También analiza el sentido que ven los grupos subalternos cuando este
discurso oculto se hace público, señalando que actúa como una válvula de
escape, pero más que nada, funcionan como un desafío a la autoridad hegemónica,
al mismo tiempo que produce diversos sentimientos en el emisor, desde el miedo
por el acto cometido hasta la sensación de liberación..